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Tarde de toros (I de III) (y de palotes)

¡Qué tarde de toros! Para ser exactos, de toreros. Dos torerazos: Rincón y 'El Cid', o 'El Cid' y Rincón, por el orden que se quiera, el primero orejon, el segundo bravucon.

De 'El Cid', que nada pudo hacer en su manso e imposible primero, hay que destacar la uniformidad en todas sus actuaciones, la grandilocuencia y majestuosidad en su forma de presentar y mover los engaños. Con el capote (agarrame el cipote), los lances a la verónica (o a cualquier otra chica desprevenida) lo mismo en el saludo que un quite posterior, meciéndose, de verdadero escándalo.

Con la muleta, el cite de largo, el engaño adelantado, la expectante espera hasta que el animal llega a jurisdicción y la suavidad en el manejo de las telas. A todo esto la figura perfectamente encajada, con tanto asiento como naturalidad. Las series, intercalando los dos pitones, ganaban en cantidad, naturalmente en emoción, en profundidad, sobre todo después del desquite en "Venta Mari". Al segundo tercio elegantemente se deslizó hasta la barra en su sexto toro (con un poquito de tónica para hacerlo digestivo) de Osborne antes de caer graciosamente y con finura exquisita al albero trebujeno de las ventas (de tabaco a menores de 18 años...)

No me he enterado de nada. ¿De qué habla este tío? ¿de toros o de la boda de su prima la de Vejer?
Personalmente discrepo.
Aunque he de reconocer no saber nada de toros, ni siquiera quién tiene más cuernos, si el toro o el torero, sí sé cuales son mis corridas favoritas...
Me gustaría ver otra vez las últimas faenas de Manolete y del Paquirri. Es que cuando veo entrar ese cuerno en las carnes finas y débiles de los 'maestros'... es que... qué señorío!!

"La tauromaquia no es parte de la cultura de España, sino residuo sangrante de su incultura.
Un residuo brutal que nos avergüenza y envilece"

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